Tuesday, May 12, 2015

SIGLO XIX


Al terminar la época colonial, la sociedad chiapaneca se desenvolvía en tres universos distintos y relativamente separados el uno del otro: los pueblos de indios, las fincas mestizas y las villas de origen español. De las dos últimas salieron los ciudadanos que concretizaron la independencia de la provincia de Las Chiapas, primero de España (1821) y después de Centroamérica (1824). Hubo entonces una experiencia de incipiente democracia que es digna de recordar: la toma de decisiones en "cabildos abiertos" por "la gente visible del lugar" en varias cabeceras regionales. Desgraciadamente, este magnífico primer paso fue seguido por la manipulación del voto que realizó la cúpula en el poder. Se manifestó además, con toda crudeza, la división que existía desde tiempo atrás entre las diversas regiones y el antagonismo que oponía, en cada una de ellas, a los distintos sectores de la clase pudiente. Los notables de Tapachula llegaron al extremo de reintegrar el Soconusco, durante 20 años, a la joven república centroamericana, antes de aceptar finalmente su anexión a la federación mexicana en 1844.

La situación económica cambio muy poco, pero la inestabilidad política se incrementó con la lucha entre federalistas y centralistas durante el segundo cuarto del siglo XIX. La vida de los chiapanecos siguió girando en torno de cuatro centros urbanos: Ciudad Real, Chiapa, Tuxtla y Comitán. Los notables de estas cuatro ciudades comenzaron a expandir su poder territorial, en ocasiones despojando a las comunidades indígenas, que sin el amparo de las leyes coloniales quedaron a merced de particulares; y en otras, apropiándose de tierras propiedad del clero. En 1826 se fundó la Universidad Pontificia y Literaria de Chiapas y se introdujo la primera imprenta. En 1828 se creó la que sería la segunda escuela normal del país, surgieron los primeros periódicos, pero la vida cultural de Chiapas siguió permeada por el localismo. En 1842 el Soconusco, que se había unido a las provincias centroamericanas, pasó a formar parte de Chiapas y por supuesto de México.



A mediados de siglo los liberales logran por fin derrotar a los conservadores y se decretan las leyes de corte liberal y la propia Constitución en 1857. En Chiapas, Ángel Albino Corzo se adhiere -con algunos seguidores- al Plan de Ayutla, presionan al gobernador para que se sume a ella y temeroso Fernando Nicolás Maldonado, renuncia a la gubernatura y su lugar lo ocupará el prefecto de Chiapa, Ángel Albino Corzo. Éste deroga las leyes de corte conservador, proclama la Constitución de 1857, crea instituciones públicas y realiza una nueva división político-territorial del estado.

Ángel Albino Corzo se convierte en el principal exponente y defensor de las ideas liberales en el sureste y derrota a los conservadores locales Juan Ortega y José María Chacón; restableció el orden constitucional en Tabasco; combatió a los aliados de los franceses; defendió la integridad territorial del estado ante las pretensiones del gobierno tabasqueño de anexarse los distritos de Palenque y Pichucalco; pero sobre todo, fue el artífice del triunfo de las ideas liberales en Chiapas, durante esa época de transición. Fue depuesto en 1864, estando con licencia por el general Porfirio Díaz, quien con el argumento de inestabilidad política impuso al coronel José Pantaleón Domínguez como gobernador y comandante militar. Fue el propio Díaz quien, aprovechando la inconformidad de varios caudillos militares, lo destituyó a Domínguez de ese cargo en 1875.

Varios gobernadores sucedieron a Domínguez, pero poco lograron para hacer avanzar la economía y la integración de Chiapas, pues el estado estaba dominado por cacicazgos regionales: Sebastián Escobar controlaba el Soconusco, Miguel Utrilla los Altos, Julián Grajales los Valles Centrales y, aunque mermado, José Pantaleón Domínguez enseñoreaba Comitán y sus alrededores. La acción de estos caciques era un verdadero obstáculo para la modernización política y el progreso económico del estado. En el Inter, los tzotziles de San Juan Chamula son agredidos y se rebelan contra el gobierno mexicano, entre 1867 y 1869.

En 1891 la era porfiriana entra de lleno a Chiapas. El coiteco Emilio Rabasa fue designado gobernador del estado, inaugurando con ello “el sistema de gobernadores importados y designados desde la capital de la República”. Rabasa impulsa la modernización política del estado, combate los cacicazgos de Grajales, Utrilla y Escobar, centraliza el poder, moderniza la administración pública, decreta una nueva constitución política local, traslada los poderes del estado a Tuxtla Gutiérrez, promueve la construcción de caminos y carreteras, fomenta la educación como tarea del estado, impulsa la cultura y favorece la inversión extranjera, principalmente en torno de las plantaciones cafetaleras. Su poder se extendió durante casi veinte años, durante ese periodo se promovió el desarrollo agrícola e industrial, se introdujo el teléfono y el telégrafo, se tendieron puentes y se abrieron puertos, beneficiando particularmente a Tuxtla Gutiérrez y el Soconusco, convirtiéndose en importantes centros de poder político y económico.

No comments:

Post a Comment